domingo, 6 de marzo de 2016

BESOS CON SABOR A CAL


BESOS CON SABOR A CAL
 
Tras la pantomima de investidura que hemos sufrido en este hipotético país la situación y consecuencias de ella son propias de una comida absurda de Ionesco o Beckett. Mientras se estudian las encuestas precocinadas, el sinsabor dejado en la sociedad, tanto más se disipa el concepto “Izquierdas”.
Ahora el argumento que separa el partido morado de una posible coalición o pacto de gobierno es el programa económico e incluso no le importaría dar un giro hacia la socialdemocracia por tal de tomar el poder. Si esto es así, poco los diferenciara de aquellos gobiernos que están abiertamente a favor del capitalismo, abandonando la reforma social radical. Nuevamente traicionaran a los movimientos que lo llevaron hasta el parlamento para que fueran su voz.
No se trata de volver la mirada hacia atras y tener los mismos debates de hace mas de cien años de “reforma o revolución”. Se trata que socialdemocracia o reformismo, revolución y neoliberalismo están todos bajo el mismo paraguas del Capitalismo y no pueden venir a vendernos la misma moto que hace 40 años con un leve mantenimiento de chapa y pintura.
Quienes pretenden cambiar la economía, hacer valer nuestros derechos y garantías no aspiran a tomar el poder mientras exista la relación de capitalista y trabajador mediado por el dinero luchan por la transformación de la sociedad.
Al final los discursos de un color  u otro, dentro de lo que se llama “izquierdas” llegan al mismo punto: un rechazo constante del capitalismo que es utilizado para la construcción de poder e instituciones. Claro ejemplo, es la deriva de cualquier movimiento social, desde el 15M, en una forma organizada y jerárquica llamada partido. Difícil camino o recorrido se tiene actuando de esa manera, lanzando gritos contra el poder establecido para imponer el mío.
El primer planteamiento en cualquier programa político debería ser el  garantizar la dignidad de las personas, esa dignidad que es pisoteada una  y otra vez por el Capitalismo y que más pronto que tarde se convertirá en un  yugo que cada una/o llevaremos llamado Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión, más conocido como TTIP donde la ciudadanía será nula como lo demuestra el Tratado de Libre Comercio para  América del Norte en México. En fin, pasaremos a ser un personaje más de la novela de Aldous Huxley: “Un Mundo Feliz”.
Mientras tanto, desayunaremos, tapearemos,... cenaremos discursos vacios de contenido, propuestas de gran coalición, pintaremos nuestras fachadas con “cal” para evitar los calores del verano, pondrán cara de pánfilos ante “besos a lo Gorbachov-Honecker”, diputadas y diputados que beben los vientos unas por otra, discursos machistas, falta de respeto, educación y a este amplio menú le llamaran Nueva Politica.
Y tras esa cortina de humo, la  Nueva Politica, todos: azules, rojos, naranjas, morados, verdes, ... dejaran los mecanismo del Estado al servicio de la clase explotadora, una minoría insignificante que utiliza como herramienta cruel la desigualdad para perpetuarse en la cima de la montaña.
No es serio que mientras el principal problema de la ciudadanía es el desempleo y la vivienda unos y otros busquen llegar a un acuerdo firmado con un “beso con sabor a cal”.
Ya lo escribió Lenin, “mientras el liberal habla siempre de democracia, el marxista se pregunta ¿para qué clase?.”

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