BESOS CON SABOR A CAL
Tras la pantomima de investidura que hemos sufrido en este hipotético
país la situación y consecuencias de ella son propias de una comida absurda de
Ionesco o Beckett. Mientras se estudian las encuestas precocinadas, el sinsabor
dejado en la sociedad, tanto más se disipa el concepto “Izquierdas”.
Ahora el argumento que separa el partido morado de una
posible coalición o pacto de gobierno es el programa económico e incluso no le importaría dar un giro
hacia la socialdemocracia por tal de tomar el poder. Si esto es así, poco los diferenciara
de aquellos gobiernos que están abiertamente a favor del capitalismo,
abandonando la reforma social radical. Nuevamente traicionaran a los movimientos
que lo llevaron hasta el parlamento para que fueran su voz.
No se trata de volver la mirada hacia atras y tener los
mismos debates de hace mas de cien años de “reforma o revolución”. Se trata que
socialdemocracia o reformismo, revolución y neoliberalismo están todos bajo el
mismo paraguas del Capitalismo
y no pueden venir a vendernos la misma moto que hace 40 años con un leve
mantenimiento de chapa y pintura.
Quienes pretenden cambiar la economía, hacer valer nuestros
derechos y garantías no aspiran a tomar el poder mientras exista la relación de
capitalista y trabajador mediado por el dinero luchan por la transformación de la sociedad.
Al final los discursos de un color u otro, dentro de lo que se llama “izquierdas”
llegan al mismo punto: un rechazo constante del capitalismo que es utilizado
para la construcción de poder e instituciones. Claro ejemplo, es la deriva de
cualquier movimiento social, desde el 15M, en una forma organizada y jerárquica
llamada partido. Difícil
camino o recorrido se tiene actuando de esa manera, lanzando gritos contra el
poder establecido para imponer el mío.
El primer planteamiento en cualquier programa político debería
ser el garantizar la dignidad de las
personas, esa dignidad que es pisoteada una
y otra vez por el Capitalismo y
que más pronto que tarde se convertirá en un yugo que cada una/o llevaremos llamado Acuerdo Transatlántico para el Comercio y
la Inversión, más conocido como TTIP donde la ciudadanía será nula como lo
demuestra el Tratado de Libre Comercio para América del Norte en México. En fin, pasaremos
a ser un personaje más de la novela de Aldous Huxley: “Un Mundo Feliz”.
Mientras tanto,
desayunaremos, tapearemos,... cenaremos discursos vacios de contenido,
propuestas de gran coalición, pintaremos nuestras fachadas con “cal” para
evitar los calores del verano, pondrán cara de pánfilos ante “besos a lo Gorbachov-Honecker”,
diputadas y diputados que beben los vientos unas por otra, discursos machistas,
falta de respeto, educación y a este amplio menú le llamaran Nueva Politica.
Y tras esa
cortina de humo, la Nueva Politica, todos: azules, rojos, naranjas, morados,
verdes, ... dejaran los mecanismo del Estado al servicio de la clase
explotadora, una minoría insignificante que utiliza como herramienta cruel la desigualdad
para perpetuarse en la cima de la montaña.
No es serio que
mientras el principal problema de la ciudadanía es el desempleo y la vivienda
unos y otros busquen llegar a un acuerdo firmado con un “beso con sabor a cal”.
Ya lo escribió
Lenin, “mientras el liberal habla
siempre de democracia, el marxista se pregunta ¿para qué clase?.”